Confieso que la pregunta/respuesta de Jordi cuando visité a mis compañeros del diario me sorprendió bastante. Hice como que no, porque vi que mi no sorpresa era tomada casi como una burla.
"Viste, el miedo de todos no es tal: hay vida después de Clarín", me dijo él con muy buena onda, sinceridad y hasta desnudando sus propios anhelos.
"Claro que sí, siempre lo supe", respondí yo para su sorpresa.
Bajé un poco mi tono y le regalé el beneficio de una duda que nunca tuve.
La vida después de Clarín siempre supe que iba a estar buenísima. Mi miedo no era si la iba a encontrar, mi miedo era porque sabía que la iba a encontrar.
Hoy es sábado, 19.18, el sol se puso, mi auto está en la puerta recién lavado con mis propias manitas (cuánto se valoran las cosas que habitualmente hacen otros cuando uno es el que pone el cuerpo); me estoy tomando una cerveza bien bien fría, Ceci está con una amiga y en un rato nos vamos al cine con Los Morochos.
Mañana a navegar y pasado no sé. Hay viajes y proyectos hermosos con Ceci, y todos están ahí, para ser conquistados por mis ganas ahora libres de toda atadura mediática. Por cierto, qué desafinada está sonando esa corneta!
Nunca me sentí más consecuente con mis propios deseos como en este momento.
Salud!
Un labial rojo
Hace 5 años