Ella y yo llevamos cuatro años juntos y estamos prestos a cumplir un año de casados.
Y, aunque suene trillado, parece que nos conociéramos desde siempre. Para cuando nos casamos, allá por septiembre de 2010, yo había preparado unas palabras que pensaba leer en la ceremonia. Pero a la carilla que redacté una noche de insomnio, se le fueron agregando una, dos y finalmente tres más. Los párrafos se llenaron de asteriscos y notas al pie. Lo que yo trataba de decir ahí era por qué la quería por siempre a mi lado. Y, la verdad, las razones eran tantas que no lograba resumirlas.
Intenté entonces leer en voz alta eso que había escrito: exigía de mí cualidades de orador que no tengo.
Finalmente las palabras las dijo nuestro amigo Diego, y luego nuestro amigo y testigo Yabi. En imágenes lo puso Rami.
Y yo sólo atiné a abrazarla y decirle lo mucho que la amo.
Ahora, a la distancia, puedo resumir lo que siento: admiración, orgullo y plena felicidad de que siga a mi lado, y yo al suyo.
