Mi hermano tenía una lata de Hacker-Pschorr. Y yo se la envidiaba.
Hasta que un día vino mi buen amigo Peto de un viaje por Alemania, y con su tono tan clownesco me dijo "mirá changuito, cuando llegué al aeropuerto me dijeron que llevaba demasiado peso, empecé a sacar un montón de cosas que traía y las dejé... pero este porrón de cerámica que te compré con tu apelldio no lo pude dejar, 'no, esto se lo tengo que llevar a Pablito'".
Cada vez que miro ese porrón, me enorgullezco de dos cosas: de llevar la cerveza en la sangre, y de tener amigos como Peto, uno de los hermanos que me regaló la vida.
5 comentarios:
Es cierto, doy fe de lo orgulloso que te pone ese jarro. Eso sí: no sabía que Sebas tenía una lata! Ahora entiendo mejor!
Ahora tenemos que descular quien ese ese tal Pschorr...
juajua, no sé pero se queda con el 50% de las ganancias de la familia Hacker
PSicoCHORRo?
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